Uno nunca puede saber lo que le depara el destino. Es el caso de Siraye, tercera hija del Rey Selanar Liagella de Asakha. Sus hermanos nunca fueron demasiado buenos con ella, siendo el mayor de ellos Layerd, el favorito por parte del mejor amigo del rey; Guzman y el del mediano, cuyo nombre es Abiel, tampoco es que la quisiera mucho. Tanto era el odio hacia la joven princesa que cuando su padre les comunicó que ella sería la heredera al trono pronto maquinaron un plan para sacarla del medio, algo que para desgracia de Siraye completaron con éxito, pues fue vendida a unos esclavistas en Qadirah.
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Sin embargo, su destino no fue escrito todavía pues fue comprada por la Madame de Khalut, Helene, la cual le enseñó todo lo sobre las relaciones sexuales así como el arte en si, acabando por ser la preferida del lugar.
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Nadie puede decir que el mundo no da vueltas, pues la chica abriría por primera vez su corazón a una persona, al recién coronado empereador; Hanzel Cindersky. Sin embargo, sabía bien lo que eso significaba. No podía hacerse demasiadas ilusiones con el tema. Aunque a los ojos de Helene no pasó desapercibido, por lo que esa misma noche en la que la conoció también pudo disfrutar de sentir el calor de la persona por la cual su corazón latía, siendo su daba aquella noche y siendo la única persona a la que le contaría su historia.